Por suerte -¡y como siempre!-, cada vez que Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, abre la boca para lanzar exabruptos a diestro y siniestro, yo estoy en total desacuerdo. Lo último, a propósito de los mineros rescatados en Chile, otro tema más para hablar largo y tendido. Resaltaba la ignominosa mujer pública en los desayunos sin desayunos de la TV pública española -que suele llamarla mucho, por cierto- el patriotismo sin fisuras que había presentado el pueblo chileno en estas circunstancias adversas. Pues bien, resulta que a mi personalmente el patriotismo me parece un horrible y peligroso defecto y factor de diferenciación que no conviene ni cultivar ni alimentar.
El patriotismo no te hace ser más solidario, sino excluyente.
El patriotismo no desarrolla la empatía, sino el racismo.
El patriotismo nubla toda capacidad de autocrítica como pueblo, como personas. No se vale más como ser humano por tu origen geográfico o nacional. Como mucho, brinda un asidero de supuesta unidad a quienes pretenden reafirmar identidades basándose en supuestas superioridades morales, raciales, geoestratégicas y de recursos que nos apartan de la unidad y la solidaridad mundial que, lamentablemente, no tenemos como especie aparentemente más racional e intelectualmente superior al resto de criaturas. No quiero ni siento ningún orgullo como pueblo respecto a ningún aspecto.
Todas las naciones, todas las étnias tienen aspectos loables y otros reprobables por completo. según distintos puntos de vista. La solidaridad y la empatía, debería desarrollarse en cada uno de nosotros independiente de etiquetas nacionalistas. Una cosa es defender singularidades culturales que representan verdaderos aportes de la diversidad cultural humana, y otra es resaltar individualismos patrioteros a propósito de la coyuntura política, que, por cierto en España es adversa actualmente a la diversidad nacional. Las últimas encuestas de ONGs advierten sobre el alarmante aumento del racismo y las ideas xenófobas en España a propósito de la crisis económica. Y ese es el patriotismo que pretende exacerbar la Aguirre: España para los españoles.
En Chile, como en Latinoamérica en general, el populismo político apela cada cierto tiempo a ese patriotismo que hace olvidar problemas estructurales de larga data, desigualdades sociales abismales, sueldos desorbitados de elites políticas y seudoculturales, clasismo y racismo contra los indígenas nativos, sueldos de miseria, libremercado a ultranza y una seguridad social de pena.
Además, esta ideología de la patria conlleva el desprecio a pueblos limítrofes más pobres y con mayor población indígena y menos recursos naturales. Y así mantienen el circo mediático que emboba a la masa para que olvide que los payasos de la farándula son ricos, mientras que millones de pobres se dejan deslumbrar por el oropel del espectáculo televisivo, olvidando su estómago vacío y resignándose al "no future". Después de todo, el país de al lado está peor.
No dudo de la solidaridad social ni del verdadero deseo empático de que la historia terminara bien de muchísima gente.
Dudo de quienes sólo deseaban parabienes porque las personas eran de donde eran y, dudo de ese orgullo patriótico por el rescate que olvida la desidia, indiferencia y resignación con la que antes se miraba por encima del hombro las terribles condiciones laborales de los mineros en todo el mundo, la falta de seguridad y el absoluto incumplimiento de las normas laborales por parte de políticos, empresarios, sindicalistas, trabajadores y "pueblo" en general.
Y, sobre todo, ese presidente populista y mediático que resalta cómo el ESTADO CHILENO pagará gran parte de ese rescate millonario. Ese mismo estado que para él, como empresario de derechas, es un problema para su ideología libremercantilista que ha sido asfixiado y reducido a su más mínima expresión desde Pinochet en adelante. Ese mismo estado que sólo sirve como recolector de impuestos para la clase trabajadora, pero que es incapaz de solventar de forma eficaz la falta de una seguridad social que cubra las necesidades básicas de la gente.
Prefiero quedarme con la imagen de los mineros australianos, emocionados ante el rescate de otros mineros al otro lado del mundo.
http://www.youtube.com/watch?v=6MJLcf7RgGc&feature=youtube_gdata
El patriotismo no te hace ser más solidario, sino excluyente.
El patriotismo no desarrolla la empatía, sino el racismo.
El patriotismo nubla toda capacidad de autocrítica como pueblo, como personas. No se vale más como ser humano por tu origen geográfico o nacional. Como mucho, brinda un asidero de supuesta unidad a quienes pretenden reafirmar identidades basándose en supuestas superioridades morales, raciales, geoestratégicas y de recursos que nos apartan de la unidad y la solidaridad mundial que, lamentablemente, no tenemos como especie aparentemente más racional e intelectualmente superior al resto de criaturas. No quiero ni siento ningún orgullo como pueblo respecto a ningún aspecto.
Todas las naciones, todas las étnias tienen aspectos loables y otros reprobables por completo. según distintos puntos de vista. La solidaridad y la empatía, debería desarrollarse en cada uno de nosotros independiente de etiquetas nacionalistas. Una cosa es defender singularidades culturales que representan verdaderos aportes de la diversidad cultural humana, y otra es resaltar individualismos patrioteros a propósito de la coyuntura política, que, por cierto en España es adversa actualmente a la diversidad nacional. Las últimas encuestas de ONGs advierten sobre el alarmante aumento del racismo y las ideas xenófobas en España a propósito de la crisis económica. Y ese es el patriotismo que pretende exacerbar la Aguirre: España para los españoles.
En Chile, como en Latinoamérica en general, el populismo político apela cada cierto tiempo a ese patriotismo que hace olvidar problemas estructurales de larga data, desigualdades sociales abismales, sueldos desorbitados de elites políticas y seudoculturales, clasismo y racismo contra los indígenas nativos, sueldos de miseria, libremercado a ultranza y una seguridad social de pena.
Además, esta ideología de la patria conlleva el desprecio a pueblos limítrofes más pobres y con mayor población indígena y menos recursos naturales. Y así mantienen el circo mediático que emboba a la masa para que olvide que los payasos de la farándula son ricos, mientras que millones de pobres se dejan deslumbrar por el oropel del espectáculo televisivo, olvidando su estómago vacío y resignándose al "no future". Después de todo, el país de al lado está peor.
No dudo de la solidaridad social ni del verdadero deseo empático de que la historia terminara bien de muchísima gente.
Dudo de quienes sólo deseaban parabienes porque las personas eran de donde eran y, dudo de ese orgullo patriótico por el rescate que olvida la desidia, indiferencia y resignación con la que antes se miraba por encima del hombro las terribles condiciones laborales de los mineros en todo el mundo, la falta de seguridad y el absoluto incumplimiento de las normas laborales por parte de políticos, empresarios, sindicalistas, trabajadores y "pueblo" en general.
Y, sobre todo, ese presidente populista y mediático que resalta cómo el ESTADO CHILENO pagará gran parte de ese rescate millonario. Ese mismo estado que para él, como empresario de derechas, es un problema para su ideología libremercantilista que ha sido asfixiado y reducido a su más mínima expresión desde Pinochet en adelante. Ese mismo estado que sólo sirve como recolector de impuestos para la clase trabajadora, pero que es incapaz de solventar de forma eficaz la falta de una seguridad social que cubra las necesidades básicas de la gente.
Prefiero quedarme con la imagen de los mineros australianos, emocionados ante el rescate de otros mineros al otro lado del mundo.
http://www.youtube.com/watch?v=6MJLcf7RgGc&feature=youtube_gdata
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