jueves, 6 de agosto de 2009

¿VACACIONES EN ESPAÑA? NO, GRACIAS


Cada año que pasa nuevas normas, normativas, reglas, multas, prohibicionres y un largo etcétera surgen en las ciudades y costas españolas. Muchas de ellas de índole tan absurda, corta de miras y necias que se podría presuponer sin temor a equivocarse que, si se juzga por todas ellas a las personas que habitan la piel de toro para definirlos, se trataría de individuos extremadamente sucios, incivilizados, escupidores compulsivos, sordos, cascarujeros, exhibicionistas pervertidos, y poseedores de muchísimos animales a los que llevarían de vacaciones y pasearían constantemente.

Ahora, matizando cada una de estas acusasiones quizá alguna de ellas no sea tan peregrina ni alejada de la realidad. Es más, yo soy la primera que sostiene que la culpa de todo la tiene el ser humano, por sucio, cruel, inmundo, antisolidario, absolutamente antiempático, egoísta extremo y un muy largo listado de calificativos negativos que me recuerdan cada día el por qué de mi misantropía. Pero, ¿tienen algunas de estas nuevas y no tan nuevas normativas, prohibiciones y multas una efectividad práctica en el que sería el verdadero motor impulsor de un cambio social, es decir, en el cambio de la mentalidad de los seres humanos que habitan España?

En primer lugar, en cualquier costa española está terminantemente prohibido llevar mascotas a la playa, supuestamente por una cosa de salubridad. Lo cual, traducido a la realidad hispánica de gran cuidado y amor por los animales significa que más perros y gatos y mascotas en general se abandonan cada verano porque no son bienvenidos en ninguna parte debido a que, sus dueños estarán en crisis, si claro, pero las vacaciones con pescaito y playita no se las quita nadie. Ni siquiera el "puto perro de los cojones" que no vale ni para dejarlo en la carretera, ¿verdad malditos hipócritas irresponsables? Ni siquiera resulta una alternativa los campings, carísimos y mal cuidados, y donde ninguno de ellos admite animales.

Pero claro, si que hemos de soportar todos a los hijos malcriados de malas bestias -humanas- y su familia de maleducados, todos juntos salpicando el sitio de basura, gritos y absoluta falta de respeto al prójimo.

Segundo, las prohibiciones derechamente subnormales que tienen algunas ciudades se trasladan también a las costas y playas. Si en algunas capitales de autonomías no se permite comer pipas en la calle ni escupir, pues en las playas no se puede jugar con ningún tipo de pelota. Y en muchas de ellas tampoco se puede beber alcohol ni llevar aparatos de radio ni de música.

Tercero, para terminar de matar cualquier intento vacacional juvenil o de ocio nacional de bolsillo no muy abundante, está esa práctica nefanda inflar TODOS los precios para desplumar al turista, so pena de que surga la furia sacrosanta de los hosteleros, dueños de chiringuitos y demás saca-cuartos contra todo el que se traiga su comida o no quiera aprovechar las onerosas bondades turísticas del sitio en cuestión. Todo por un sistema económico nacional pésimamente montado en base al turismo.

Y, como cuarto punto, algo que me disgusta y me repugna en grado sumo: que la iglesia católica COBRE por entrar a la casa del señor ese de barba blanca y mala hostia. Ya no hay catedral que se precie que no cobre por visitar el sagrado templo divino. Por cierto, he aquí algunas acepciones de "cobrar" según la RAE:
cobrar.

(Afér. de recobrar).

1. tr. Recibir dinero como pago de una deuda.
6. tr. despect. Recibir dinero a cambio de un favor ilícito.
7.
tr. coloq. Dicho especialmente de muchachos: Recibir un castigo corporal.
8.
tr. Cineg. Obtener o recoger una pieza de caza abatida.

Todavía me pregunto cuál es la deuda que yo tengo para con esta horrenda institución. Malos tiempos para los que quieren apreciar el arte...

Bueno, con sólo estas prohibiciones playeras conmigo han topado. Y en todo. Y, como he podido apreciar en otros países colindantes donde estas normas ni existen ni parecen necesarias, se puede estar en una playa en la cual sus dueños pasean tranquilamente a docenas de animales, mientras se bebía cerveza y se escuchaba música y alguien tiraba una pelota para que la cogiera un perro y el litoral en cuestión estaba limpio, tranquilo y bello. Sin pisos ni edificios ni nada que se le pareciera a pie de playa, destruyendo toda la costa.

La educación que contribuya a un cambio de mentalidad que nos lleve al respeto con lo que no es uno mismo me parece muchísimo más adecuado que dictar un cúmulo de prohibiciones que no ayuda a que tomemos conciencia de nada, sino que sólo parece indicar que el leitmotiv que mueve a la demografía que cubre España es "el de al lado me jode así que yo lo jodo más". Nadie toma conciencia de por qué hay que ser más limpio, más educado y mucho menos, sobre la tenencia responsable de animales. Así que, nos buscamos otro destino.

Pero, volviendo al tema de la peligrosísima dependencia en la entrada de divisas que tiene este país con el turismo, tampoco debemos olvidar nunca que gran parte del atractivo de este país radica en zonas "naturales" de matorral -denominados por algunos como "bosques"-, bosques de verdad -en el norte-, cotos de caza nacionales -falsamente llamados "parques naturales"-, embalses, ríos y montes a los que veo con mucha pena quemarse cada verano en aras del desarrollo inmobiliario y por la nula mantención de tanta área de rastrojos y matorrales por todo el país.

Entonces, he allí otra contradicción vital de España: Tanto oriundo de tal o cual lugar de la península ibérica hinchando el pecho palomo frente a la supuesta riqueza natural y que aquí se tienen la mayor cantidad de áreas silvestres -yo no las llamaría "verdes"- de toda Europa . Tanto subnormal profundo nacionalista remarcando ese orgullo patrio de suelo, flora y fauna. Y luego, por otra parte, tenemos al poderoso y privilegiado lobby de los cazadores, lacra de seres abyectos y repugantes donde los haya que en nada ayuda a conservar ni flora ni fauna ninguna y, lo más importante, una mantención casi nula de todo el patrimonio natural hispánico.

Claro, se alegará que el territorio es demasiado extenso, que no hay medios humanos ni materiales para cubrir el cuidado de tanto bosque y la limpieza de matojos y bla, bla, bla. Bueno, en tiempos de crisis ¿no se debería entonces fomentar trabajos no sólo estacionales sino para todo el año de mantenimiento y cuidado de áreas verdes? ¿No debería un país con la mayor superficie natural de Europa tener un contingente permanente y abundante de guardas forestales, empleados de limpieza y personal y material suficiente para cuidar como oro en paño un patrimonio tan rico y tan atractivo turísticamente hablando?

Luego, a la hora de hacer balances sobre los daños lo único que se contabiliza es el perjucio humano al que llevaron los incendios. Porque el monte pelado ni se reforesta ni se limpia, se recalifica. Y nunca se castiga de verdad a los culpables de los terribles incendios.

Y con tanta prohibición inútil, ni mis vecinos son más civilizados, educados ni concienciados ni yo me quedo en España de vacaciones.
DICI


P.S.: Ahora los meapilas peperos de Cádiz imponen su moral medievalista, rancia y totalitarista a los naturistas de las playas. Con tanta vieja de mierda diciendo que le molesta especialmente ver cuerpos desnudos a su alrededor "porque tiene nietos", me recreo imaginando mis paseos por costas no españolas, con perros, una cerveza y gente que me saluda aunque no me conoce... Mi pequeño paraíso.










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