
Ayer murió Bettie Page a los 85 años en un hospital de California.
Una flor en el fango. Belleza ingenua de vida surgida en la pobreza, marcada por los abusos desde su niñez y, luego de ese paréntesis modelando que la haría pasar a la posteridad, la reclusión mental en los '70.
Durante la década de los '80 vivió de la caridad y de los servicios sociales. Me pregunto qué clase de vida hubiera llevado si cada uno de los hijos de puta que se ha lucrado con su imagen le hubiera dado su porcentaje en ese merchandising grotesco que ha surgido en torno a ella.
No me consta en ninguna parte que ella haya cobrado las millonadas que ganan algunas de esas raquíticas repugnantes que se dicen modelos, o esas otras fulanas vulgares, prepotentes y sin talento que se dicen actrices. Pero ella nunca quiso pagar el peaje sexual que exigían algunos productores en la mierda, perdón, meca del cine y ni su rostro encantador ni su cuerpo de infarto la salvaron de la miseria y la depresión.
Seguro que pocos saben que Betty Mae page destacaba por sus buenas notas. Que aparte de secretaria también era maestra, pero que los alumnos no la respetaban así que dejó la enseñanza. O que su acento sureño tampoco contribuyó a abrirle las puertas en el mundo de la actuación.
Una flor en el fango. Belleza ingenua de vida surgida en la pobreza, marcada por los abusos desde su niñez y, luego de ese paréntesis modelando que la haría pasar a la posteridad, la reclusión mental en los '70.
Durante la década de los '80 vivió de la caridad y de los servicios sociales. Me pregunto qué clase de vida hubiera llevado si cada uno de los hijos de puta que se ha lucrado con su imagen le hubiera dado su porcentaje en ese merchandising grotesco que ha surgido en torno a ella.
No me consta en ninguna parte que ella haya cobrado las millonadas que ganan algunas de esas raquíticas repugnantes que se dicen modelos, o esas otras fulanas vulgares, prepotentes y sin talento que se dicen actrices. Pero ella nunca quiso pagar el peaje sexual que exigían algunos productores en la mierda, perdón, meca del cine y ni su rostro encantador ni su cuerpo de infarto la salvaron de la miseria y la depresión.
Seguro que pocos saben que Betty Mae page destacaba por sus buenas notas. Que aparte de secretaria también era maestra, pero que los alumnos no la respetaban así que dejó la enseñanza. O que su acento sureño tampoco contribuyó a abrirle las puertas en el mundo de la actuación.
En sus miles de fotografías, su sensualidad y sexualidad me parecen tan naturales y frescas. No hay vergüenza pero tampoco malicia. Ingenuidad y sensualidad plena, algo difícil de definir pero que transmite empatía.
Pero, lo que más me soprende aún de Bettie es leer o volver a escuchar las entrevistas que le hicieron a partir de los '90. No parecía ni resentida ni amargada, ni siquiera afectada por esos años de de paso por una institución mental. ¡Ay, alma cándida! Dulce hasta el último momento, sólo se lamentaba de sus años de misera y de falta de respeto en los ochenta.
Ni hombres decentes tuvo en su existencia de hermosura natural pre-photoshop. Incluso, a finales de los '50, tuvo que hacer una huida precipitada al anonimato, porque la norteamericanada más rancia se le venía encima a todas las beldades de revistas masculinas, bajo el logotipo de la pútrida moralina en la persona del senador Estes Kefauver de Tennessee.
Ni hombres decentes tuvo en su existencia de hermosura natural pre-photoshop. Incluso, a finales de los '50, tuvo que hacer una huida precipitada al anonimato, porque la norteamericanada más rancia se le venía encima a todas las beldades de revistas masculinas, bajo el logotipo de la pútrida moralina en la persona del senador Estes Kefauver de Tennessee.
En fin. Pudo haber sido tantas cosas pero ha pasado a la historia como un icono pop estadounidese y mundial, un referente estético y cultural en todo el amplio sentido. Y con esa vida nada fácil, pudo haber sucumbido al desespero, a la depresión, a la patología mental, a la soledad y la pobreza.
Pero vivió hasta los 85 años, apenas vislumbrando con el rabillo del ojo su legado cultural. Y disfrutando mucho menos de él y de su cuantioso lucro.
Descansa en paz, Betty Mae. Te lo mereces.
x
x
x
x
x
